Resulta bastante normal que cuando nos acercamos a estas fechas de final de año, nos dediquemos a realizar balance de como ha sido el año y fijar metas u objetivos para los próximos meses. Me van a permitir una reflexión muy particular centrada en la seguridad vial. Por Alfonso Perona.
No quiero realizar una valoración al uso, dando cifras de accidentes, fallecidos y tantos por ciento. Es cierto que podemos hablar del incremento de la movilidad, que es real, y también argumentar que saliendo de la crisis los vehículos no se han renovado y las inversiones en mantenimiento de carreteras, sobre todo secundarias, deberían ser más elevadas. Todo es cierto, pero de lo que nos olvidamos es de cómo renovamos a los conductores, qué inversión en mantenimiento de conocimientos se realiza y cuánto invertimos en formar más y mejor a los pilotos de nuestros vehículos terrestres. Por Alfonso Perona.
Las últimas medidas de la administración parece que solo se encaminan a incrementar el importe de las multas, pero como decía el presidente de FESVIAL y, Catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, el Doctor Luis Montoro: “La multa inhibe, pero no modifica el comportamiento de los conductores”.
No puedo estar más de acuerdo, en que en estos momentos las medidas que se deben tomar en seguridad vial, deben pasar por revisar el sistema de formación de los futuros y también de los actuales conductores, facilitar la formación continua que nos lleve hacia un cambio de actitud de la mayoría de conductores.
Los que no quieran realizar este cambio de actitud, hacia una mayor solidaridad como compartir el espacio público, respeto hacia los demás y asumir las responsabilidades individuales de los accidentes de tráfico, deberemos aplicar medidas correctoras más contundentes.
Tampoco debemos olvidar que estamos en una sociedad que le cuesta en general asumir las responsabilidades de sus actos como aceptar los riesgos de la conducción y la responsabilidad individual que tenemos de cada uno de nuestros actos.
Se debe erradicar el “yo controlo”, “a mí no me pasará, conduzco bien” o “la culpa es de los demás”… debemos exigir el cambio de toda la sociedad, no solo asignaturas colegiales de educación vial, sino formación en seguridad promovida por la sociedad y exigir una responsabilidad individual que nos lleve a que socialmente la seguridad vial es una responsabilidad compartida por todos.
Es mi deseo, en estos momentos de balance anual, felicitar aquellas entidades de la sociedad civil, como ANESDOR, que se preocupan no solo con palabras, sino con hechos en promover y participar en actos de formación de conductores al igual que aquellos empresarios y grupos que promueven una mejora de la seguridad vial entre su colectivo de trabajadores, ya que esto también es responsabilidad social corporativa.
Solo esperar que el próximo año tengamos menos accidentes y fallecidos, y como se anuncia en estos días, un mejor y feliz año 2017 para todos.
